Culturales
¿Cuándo se
le preguntó al pueblo Pemón, sí quería que un presidente regalara el símbolo de
su idiosincrasia? / Estas decisiones que están fuera de todo contexto de
respeto a nuestra esencia, nos debe hacer reflexionar sobre el erróneo concepto
de soberanía que tenían los gobernantes de la cuarta república.
¿Hay una
roca nuestra en Alemania? ¿Es una reliquia arqueológica? ¿En serio? Pues hay
que buscarla o mandarla a traer ya. Esas fueron las primeras palabras de un
adolescente, un poco desprovisto de las noticias actuales, pero que al
enterarse de la existencia de la piedra Kueka, sin titubear exigió de inmediato
su retorno.
Esas
primeras impresiones no solo de sorpresa, sino además de indignación son el
reflejo de un sentir nacional, de una voz colectiva unida y de un nuevo sentido
de pertenencia que antes no teníamos.
La
ignorancia de mi joven amigo sobre la existencia de la piedra Kueka en
territorio ajeno, también la teníamos la mayoría de los venezolanos. Los medios
privados habían dejado por mucho tiempo de divulgar la noticia, escondiéndola
en el olvido, al igual como lo hizo el pasado gobierno conocido como "el
chiripero".
En el año
1998, el expresidente Rafael Caldera, ignorando la voluntad popular, e incluso
sin consultar al Pueblo Pemón, de los estados Bolívar y Amazonas, cometió no
sólo una atrocidad, sino también un abuso y violación a nuestro patrimonio
arqueológico.
Sin
consultar a este pueblo ancestral, al extinto gobierno de la Cuarta República,
no se le ocurrió otra brillante idea, que regalar en calidad de donación
nuestra piedra Kueka, que no es propiedad de ningún Ejecutivo, sino de las
venezolanas y los venezolanos.
Actualmente,
la piedra se encuentra sin ninguna protección, en un parque abierto en la
ciudad de Berlín, Alemanía, lo cual permite ser objeto de rasguños, rayones y
grafitis hechos por parejas que consiguen en la roca, el lienzo perfecto para
expresar su sentir. ¿Ese es el destino que merecía nuestra hermosa reliquia
ancestral?.
¿Cuándo se
le preguntó al pueblo Pemón, sí quería que un presidente regalara a un país
lejano, su piedra, símbolo de su idiosincrasia?
Estas
decisiones que están fuera de todo contexto de respeto a lo autóctono, a lo nuestro
y a nuestra esencia, nos debe hacer reflexionar sobre el erróneo concepto de
soberanía que tenían los gobernantes de la cuarta república.
La
indignación que me embarga al solo pensar en tan absurda y arbitraría medida,
es la misma que fue expresada por millones de venezolanos a través de Twitter,
cuando las comunidades por iniciativa propia, organizaron un tuitazo mundial,
demandando al unísono el retorno de la piedra Kueka.
Es ahora
admirable cómo los colectivos utilizan una herramienta digital, para hacer
escuchar su voz, ante semejante injusticia e irrespeto a la cultura del pueblo
Pemón.
Me
enorgullece saber que durante este gobierno bolivariano, se les abrieron los
ojos a muchos venezolanos, se desempolvó de nuevo el tema a través de
diferentes redes sociales, y en los medios de comunicación tradicionales,
fomentándose así la fibra nacionalista que ahora sentimos, respecto al tema.
Desde el año
2010, la Cancillería venezolana ejerce funciones diplomáticas, para que la
Piedra Kueka, retorne al país. Autoridades nacionales se han reunido con
representantes del Pueblo Pemón, para escuchar sus demandas e inquietudes.
¡Qué
diferencia de tiempos pasados!, cuando por complacencia a una potencia foránea,
se regaló con total apatía e indolencia, lo arraigado, lo sagrado, la raíz de
un pueblo originario.(Unsere Stein) (Nuestra Piedra).
Carolina
Bonell/ Periodista (Twitter: @Bonell_c)
(VTV)
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