20121003

Comentarios sobre las respuestas del Gobierno Federal de Alemania al cuestionario de Die Linke


Llegó a nuestras manos el documento del Gobierno Federal de Alemania mediante el cual se responde a un cuestionario de 24 preguntas sobre la Piedra Kueka que le formularon diputados del partido Die Linke (La Izquierda) de ese país.

Como el documento es una verdadera ensalada que da lugar a sacar conclusiones contrapuestas, me veo obligado a exponer algunas precisiones.

Desde la respuesta a la primera pregunta, en el referido documento se indica que la solución es una retrodonación, o sea que es dable entender que la piedra regresa. Pero inmediatamente y a lo largo del resto de las respuestas se incluyen condicionantes que podrían resultar en la imposibilidad de esa solución.

Queda muy claro que el Gobierno se asume como propietario de la piedra por considerar legítima la "donación" realizada por Venezuela en 1998 y mediante esa figura jurídica —retrodonación— salvaría la dificultad de reconocer errores y al mismo tiempo posibilitaría la repatriación de la piedra, cosa que expresa enfáticamente. Resumiendo, nos dicen que la Piedra Kueka regresa aunque no sea como devolución como aspiramos, sino como un gentil obsequio.

Si de verdad el gobierno alemán pensara devolver a la Abuela Kueka, como pareciera, tomaremos como necedades las respuestas 16 y 17 que tienden a justificar la legitimidad de la donación de 1998. A pesar de todos los informes y declaraciones que han sido y son el fundamento de nuestro reclamo, a la pregunta 16 se responde infelizmente que "El Gobierno Federal no tuvo ni tiene conocimiento que justificaría tener duda sobre la autenticidad de los documentos". Y también en la 17, sobre el transporte de la piedra que debió ser hecho por la fuerza contra indígenas que manifestaban: "El Gobierno Federal no puede confirmar estos informes por su propio conocimiento". O sea que se insiste en que se trató de una operación sana sin conflictos ni problemas. Si así fuera, ¿por qué la devolvería?

Pero también, en la primera respuesta al cuestionario dice que la retrodonación será "en la medida en que se logre un acuerdo entre todos los interesados." O sea que aparece un invitado, un ingrediente, que no es el propietario de la Kueka pero que tendrá potestad para poner condiciones. Se refiere al artista...

Mientras que por un lado hay un pueblo y un gobierno que reclaman la devolución de un elemento de su cultura (obviamos aquí abundar sobre el significado de la Kueka) el Gobierno Federal de Alemania parece decir que sí, que promueve una solución, pero al mismo tiempo pone en manos de un tercero, el artista, la capacidad final de decir sí o no, según sus particulares intereses, que no están claros (ese señor dice una cosa por allí, otra por allá) y que el Gobierno Federal en este mismo documento declara no conocer. O sea que el Gobierno Federal dice no conocer lo que quiere el artista pero pone al pueblo y gobierno soberanos de Venezuela a "conciliar" con él. Y aún más, por otro lado (ver respuesta 11) manifiesta mantener contacto escrito y telefónico con el artista. ¿De qué hablan por teléfono? ¿Será que el gobierno dejará al artista el papel de chantajearnos?

El Gobierno Federal no puede soslayar su responsabilidad y debe exponer con claridad cuál es su posición:

1. o reconoce el reclamo y procede con prontitud a establecer las condiciones del traslado, negociando o conciliando con el artista (que es su conciudadano) lo que haya que resolver entre ellos,
2. o no lo reconoce y le dice al pueblo y gobierno venezolanos que el Estado alemán no acepta el reclamo.
3. o se lava las manos (que es una forma de desconocer el reclamo) indicando que Venezuela debe convenir, arreglar, conciliar con dicho particular. Desconociendo la legitimidad del reclamo, el Gobierno Federal permitiría que el artista imponga cualquier caprichosa condición...

Esta parece ser la conclusión lógica del documento de respuesta al cuestionario. Sin embargo se presentaría una situación muy extraña ya que el propietario de la piedra (que es el gobierno según este mismo documento de respuesta) dejaría en manos de un tercero su destino final. En ese caso, ¿para qué aceptó recibir la "donación" en nombre del pueblo alemán y no permitió que fuera realizada directamente a un simple ciudadano?

El colmo de las contradicciones es la respuesta 3 en relación a quién tomaría la decisión de devolver o no la piedra: "Tal decisión sería tomada por Gobierno Federal a la luz de la ley y de eventuales intereses jurídicos del artista."  ¿A la luz de cual ley o leyes? ¿Eventuales? ¿Tiene el artista intereses jurídicos?

Si en la respuesta 4 el Gobierno Federal reconoce que "no ha realizado todavía una evaluación definitiva con respecto a las posibilidades legales del artista" ¿en base a qué razones puede decidir que el pueblo soberano de Venezuela debe llegar a un acuerdo con él? Habida cuenta que Venezuela no tiene nada que negociar ¿Sabe y avala el gobierno qué es lo que desea negociar el artista?

En la irracional hipótesis que la decisión quede en manos del artista, podríamos conjeturar sobre sus posibles exigencias: Resuelto a no aceptar la devolución, el artista podría intentar, una tras otra, distintas argucias que impidan llegar a una solución definitiva.  En caso contrario, si reconociera el derecho del pueblo pemón a recuperar la piedra, debería proponer alguna alternativa clara, precisa, que sea viable, la cual será rápidamente evaluada y respondida. Pero debe quedar claro que para Venezuela será inaceptable pago compensatorio alguno.

Del resto de las respuestas no hay mucho que se pueda agregar por cuanto no hacen más que perfeccionar o completar la misma línea argumental: sí pero no.

Finalmente, deseo hacer mención a la última respuesta que menciona una información del embajador George Dick que me alude y según la cual yo habría rechazado una invitación a conversar, cosa que no se ajusta a la verdad: el día 3 de julio, tarde anterior a mi regreso desde Berlín a Venezuela, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, mediante llamada telefónica, cursó una invitación para una fecha en la que ya yo no estaría en Berlín. Cuando tuve conocimiento de esta invitación estaba abordando el vuelo de regreso a Venezuela. De haber recibido a tiempo la invitación del Embajador, no hubiera dejado escapar una oportunidad como esa para dialogar amistosamente y exponer todo aquello que conozco del caso.


Arq. Raúl Grioni
Presidente
Instituto del Patrimonio Cultural

Septiembre 2012

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